ÚLTIMA PARADA

Que sirva este artículo para anunciar que el final del 2023 lo es también de este blog y de los artículos que aquí se publican. Llegué hasta esta página con la colaboración de muchos compañeros de profesión que aportaron ideas y textos excelentes, de clientes que fueron fuente inagotable de temas, y me parece justo recordar a quienes ya no están pero me prestaron sus escritos. Los recuerdo con muchísimo cariño y añoranza.

No quiero desaprovechar esta ocasión para abordar un tema que me parece que recorre la vida de todos nosotros desde diferentes escenarios: sociales, políticos, sanitarios, legales y, sobre todo, los más personales. El día que te paras y, echando un rato de pensada, te dices: ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Verán, tomamos miles de decisiones a lo largo de nuestra vida, hay estudios que dicen que diariamente, más de cuatrocientas. Algunas complejas y otras tremendamente simples: ¿Me quedo a comer con los compañeros o me voy al cuarto de descanso solo con mi túper? ¿Sigo esta relación o corto?… Lo que es más infrecuente es valorar las posibles consecuencias de esas decisiones, grandes o pequeñas, que vamos tomando. Quizás en el momento sea difícil, entre otras razones, porque sería agotador y lentificaría en extremo nuestra vida. Pero lo que sí evitamos con frecuencia es evaluar y comprender cómo las decisiones que tomamos van configurando no solo nuestra biografía sino también los impactos y consecuencias que provocan en los demás o en el entorno.

No voy a caer en la trampa de ponerme a hablar de decisiones políticas con dos guerras activas y recientes acuerdos que son para hacérnoslo mirar. Ni económicas, porque aún no entiendo cómo puede bajar a la vez el dato del paro y el de número de horas trabajadas. Tampoco dedicaré ninguna línea a aspectos socio-laborales, me parece inconcebible que aún no hayan encontrado en el Ministerio de Trabajo un informático que sepa hacer una consulta en cualquier base de datos para averiguar el número real de contratos fijos discontinuos. Las legales son tan irracionales para mi mente que se ha bloqueado dando vueltas tratando de encontrar la diferencia entre robar dinero público para sí o para otro. Explicar algo de trenes, medidas de túneles y vagones me es imposible, lo siento, debe ser que no sé lo suficiente de transporte ferroviario, aunque me temo que nadie debe saber mucho del tema con tanta deficiencia, incidencia y descarrilamiento. Así que he optado por apropiarme del texto que me prestó quien hizo una profunda reflexión tiempo atrás sobre cómo, en un momento crucial de su vida, decidió dedicar unos minutos de reflexión a lo que se decide y a lo que no se decide.

Hubo un momento en mi vida en que me encontré en una encrucijada, era una mujer dividida entre el miedo a que todo cambiara y el temor a que nada cambiara. Sabía que había consumido todo el tiempo donde estaba. Azarosamente, apareció alguien que me inyectó una sobredosis de entusiasmo y decidí aceptar esa nueva relación sin darle muchas vueltas. Jamás pensé que sería él con quien fuera a terminar mis días, porque a veces, de pronto, como ráfagas de luz, aparecían señales que me alertaban de lo inoportuno de ese vínculo; y aunque alzaba alguna que otra barrera de seguridad, seguía decidiendo continuar, era como caer en arenas movedizas, no podía salir, sentía que me podía hundir lentamente, pero abandonarlas era imposible, así que continuaba aunque sabía que no era el mejor suelo en el que apoyarme. Hasta que un día decidí dar un tiro de gracia.

¿Qué me hizo parar, pensar y tomarme el tiempo suficiente para observar mejor y preguntarme lo necesario? Una canción que escuché una tarde de febrero a un cantante callejero en la Puerta de Brandenburgo, “The long and winding road” (El camino largo y sinuoso) y me di cuenta de que delegaba mi responsabilidad en las circunstancias, en el propio miedo que sentía, en buenas excusas muy bien elaboradas, pero no en lo que yo cada día decidía y me había hecho estar allí.

También pensé que nunca había tenido suficientemente en cuenta los costes. No los de mi propia factura, sino los de quienes, más tarde o más temprano, estaban o estarían en ese mismo recibo, quienes me habían ayudado a estar en esa calle, y también, quienes no sabían que estaba allí parada escuchando. Así que esa tarde de febrero, escuchando la última canción de los Beatles, hice balance, el que queramos o no, hay que hacer. Tocaba considerar qué había y estaba haciendo… y pasó que…

El final de esa historia y el balance de este blog me lo reservo, pero anuncio a los de las guerras y ferrocarriles, al que sigue dando vueltas a cómo contar fijos discontinuos, a los absueltos y negociadores, y a los que han leído este blog con cualquier intención, que tarde o temprano tendrán que hacer su balance.

NO HAY PRÓXIMO ARTÍCULO


8 respuestas a “ÚLTIMA PARADA

  1. Siguiendo el hilo de tu exposición: ¿Lo has pensado bien?
    Te he echaremos de menos Milagros y gracias por tus aportaciones.

  2. Mila, en serio?! No nos dejes así!!! En cualquier caso, gracias por tu sensatez todo eate tiempo, gracias por iluminarme.
    Un beso grande

    1. Angeles que tengo que terminar un libro pendiente hace la tira…de todos modos seguiré escribiendo algunos artículos. Gracias por tu entusiasmo siempre conmigo. Un gran abrazo

  3. Mila!

    Que sepas que he leído una gran parte de tus post vía mail (no todos) y muchos me han aportado. Por si te sirve para tu balance personal de esta aventura que parece termina hoy, aunque espero que no sea definitivo.

    Un abrazo fuerte

    Eduardo Herranz

    1. Eduardo, se que desde hace mucho tiempo, desde que poníamos fichas de Lego, nos tenemos no solo mucho cariño sino que nos interesamos mucho por lo que hacemos los dos. El balance de este blog ha sido EXTRAORDINARIO, ha llegado a quien tenía que llegar en cada momento, y siempre he recibido mucho apoyo con cada publicación, ¡qué más puedo pedir! Seguiré escribiendo pero con más calma. Buena navidad y un gran abrazo

  4. Gracias Mila!

    Por muchos años de miércoles siempre originales, reflexivos y de aprendizaje

    Gracias por magníficas referencias a películas y libros inolvidables para cinéfilos y lectores exigentes

    Gracias por restar solemnidad a lo que no era solemne

    Gracias por hacer plantear visiones y orientaciones distintas a casi todo

    Gracias por remover lo supuestamente inamovible

    Gracias por escucharnos/escucharme, no solo oír

    Gracias por tu ironía fina, tu humor a veces negro como el mío

    Gracias por haberme enseñado a perdonarme de lo que no era » culpable»

    Gracias por haber tenido la suerte de conocerte y quererte

    Siempre querida Mila nos quedara París y como yo sigo creyendo en la bondad de los desconocidos estoy segura de que la vida te regalará lo mucho bueno que mereces y te has ganado y ganas a pulso

    Mi grupo favorito es Beatles y mi canción favorita Yesterday
    Desde los 16 años…

    GRACIAS!!!!!

    1. Maite me siento abrumada y a la vez, no te miento, encantada con tus palabras; nos queda pendiente que cualquier miércoles nos tomemos tiempo para charlar de nuestras cosas. De nada por todas esas gracias, cuidate mucho y disfruta de tu Navidad que te lo mereces. Un gran abrazo de quien te quiere mucho

Deja un comentario